Coronavirus: #QuedateEnCasa

La realidad de una humanidad cuyo ritmo de vida acelerado, sin quizás fijarse, alejaba cada vez más lo importante de su existencia, que en detalles en el tiempo, se brinda a cada individuo.

Esta pausa obligatoria para la mayoría de las personas a dado lugar a la meditación, preocupación, y para muchos, lamento y lloro. Pero también la pausa que no aplica para aquellos que viven del diario duro trabajo a tomado parte en la eternidad.

Lo cierto es que poco a poco, mientras se acelera la gravedad mundial, la creación a empezado, no todos, a reconocer publicamente a Dios, y su vulnerabilidad ante esta situación viral, no es la religión, es el reconocimiento muy profundo de que realmente no podemos continuar sin un motivo mas grande que esta pandemia.

Como en toda tempestad,  como en toda noche, va a venir la bonanza, va a llegar la luz de un nuveo día, y para muchos de nosotros el agradecimiento será un vocabulario común, pero si no aprendimos los frutos necesarios que el alma debió sembrar en nuestro corazón para ser mas reverentes y respetuosos, comenzando entre nosotros mismos, habremos sufrido en vano. Está escrito «…de la abundancia del corazón habla la boca».

La paciencia tiene límite, y el tiempo de gracia está por terminar, se acerca cada vez más un final en el que no quiero estar, la maldad se multiplica y están escritas historias que exterminaron esas maldades, maldades que a la vista de todos era aceptada, pero no ante la Presencia del Eterno.

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